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AS MADRIÑAS DE REDONDELA

A esperanza dos presos de San Simón

Entre 1936 y 1943, se calcula que cerca de seis mil hombres estuvieron presos en la isla de San Simón, situada en la ensenada de la ría de Vigo, y convertida en presidio y campo de concentración durante la guerra civil y los primeros años de la dictadura franquista. A lo largo de este período, se estima que unos setecientos hombres murieron allí de enfermedad y malnutrición a causa de las terribles condiciones de amontonamiento, de la falta de higiene y de alimentos, y de los trabajos forzados a los que estaban sometidos. En el entorno se creó una red de cooperación, gracias a las mujeres generosas y valientes que, incluso sin tener vinculación alguna con los presos, se ofrecieron a lavarles la ropa y a llevarles comida, mantas, medicamentos, y muchas veces cartas de familiares escondidas entre la ropa.

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LAS FAMILIAS DE "AS MADRIÑAS DE REDONDELA"

Eufemia Rodríguez
Eufemia Rodríguez
Eufemia Rodríguez
Eufemia Rodríguez

Eufemia Rodríguez es hija de Vicenta Fernández, siña Vicenta a Bichiña, que fue madrina de un preso de Valladolid al que le lavaba la ropa a escondidas en el río para no ser descubierta por la Guardia Civil. Un día la siguieron y le tiraron el balde lleno de prendas enjabonadas al río. Después tuvo que llevarle al preso ropa de un tío suyo que había muerto. Contaba que aquella ropa venía llena de sangre y piojos, y había que dejarla ablandar bastante. Además de la ropa limpia, en los paquetes metían lo que podían: comida, cartas de los familiares... Vicenta, que era viuda, trabajaba en la fábrica de Regojo haciendo uniformes para la guerra, y a duras penas le alcanzaba para mantener a su familia, pero ella y otras madrinas que trabajaban con ella en la fábrica les metían bocadillos porque se lo pedía doña Rita, la mujer del propietario de Regojo, que después recompensaba a estas mujeres enviándoles a casa paquetes con comida. Cuando finalizó la guerra, Regojo cerró porque no hacían falta más uniformes para las tropas y Vicenta tuvo que irse a vender pescado por las aldeas de la montaña. En los caminos vio a diario hombres muertos en las cunetas y aun consiguió ayudar a algún malherido. Después de la guerra, cuando Regojo reabrió como camisería, Vicenta volvió a trabajar allí. Tenía acogida en su casa a la hermana de un preso, que se fue a vivir a Redondela para estar más cerca de él. Vicenta le sacaba camisas para que ella cosiera y ganara un dinero para poder quedarse allí, cerca del hermano.

Esperanza Míguez
Esperanza Míguez
Esperanza Míguez
Esperanza Míguez

Esperanza Míguez es hija de Josefa Campos Soto, siña Josefa a Toleima, que lavó la ropa de Paulino Palomo Carpintero, un joven andaluz preso en San Simón. Josefa lo ayudaba como podía y vivía con el miedo en el cuerpo, pensando si lo encontraría vivo al día siguiente cuando regresara a la isla a llevarle la ropa limpia. Paulino le pagaba los desvelos tallando hermosas piezas en madera y otros materiales, y mostrando las habilidades de las que ya daba cuenta su apellido heredado de una familia de carpinteros. La familia aún conserva dos gaviotas hechas con los cuernos de una vaca y con madera procedente del centenario paseo de los bojes de San Simón. Paulino quiso casarse con Josefa, pero ella no aceptó. Años más tarde, la mujer vio pasar por Redondela un camión de transportes rotulado con el nombre de Paulino Palomo e imaginó que seguramente el hombre se habría casado con alguna chica de la zona y que se habría asentado con su familia en Galicia, pero ya nunca más supo de él.

Manuel López
Manuel López
Manuel López
Manuel López
Manuel López

Manuel López es nieto y sobrino nieto de lavanderas. Es uno de los miembros del Obradoiro de Estudos Locais Fernando Monroy y desenterró su historia familiar cuando comenzó la investigación encargada por el Ayuntamiento de Redondela. Lo que descubrió Manuel es que su abuela, Agustina Alonso Cabaleiro, siña Agustina a da Cavada, y la hermana de esta, Encarnación Alonso Cabaleiro, siña Xon a da Cavada, les lavaban ropa a los presos. La abuela de Manuel se había quedado viuda en el 35, con seis hijos a su cargo. La tía Xon era la que se encargaba de entregar la ropa lavada, pero era sorda, y como había que cruzar la carretera y la vía del tren para llegar a donde el barquero, Agustina mandaba con ella a su hija, la madre de Manuel, Dolores Martínez Alonso, que era aún una niña.

Martina Rodríguez
Martina Rodríguez
Martina Rodríguez
Martina Rodríguez

Martina Rodríguez es nuera de Peregrina López Ochoa, siña Gina a Toupa, que fue madrina de dos presos, Paulino y José Luis, un joven de Bilbao con el que siguió manteniendo el contacto mucho tiempo después. Asegura Martina que su suegra era una mujer muy adelantada a su tiempo porque escribía muy bien y se carteaba con este preso. Le contó que cuando lavaba la ropa tenía que sacar los piojos con una espumadera. Peregrina se esforzaba todo lo que podía por dar a estos hombres lo poco que estaba en su mano: ropa limpia y algo de comida cuando se lo permitían. Una vez tuvo el tapón de una botella de aceite metida en vinagre toda la noche y, al día siguiente, cuando el guardia de la isla le dijo que no se podía pasar aceite, le dio a oler el tapón asegurándole que aquello era vinagre. Peregrina sufrió represalias. Por la calle, los falangistas la insultaban cuando pasaba y le levantaban la falda para burlarse. Ella nunca desistió, siguió ayudando y, cuando por fin lo liberaron, mantuvo el contacto con él y con la familia. El hijo de José Luis vino a Redondela hace unos años para conocer a quien tanto había ayudado a su padre. Peregrina es la madrina de la foto con la que se ilustra este episodio.

José Antonio Martínez
José Antonio Martínez
José Antonio Martínez
José Antonio Martínez

José Antonio Martínez, presidente del Obradoiro de Estudos Locais Fernando Monroy, solo descubrió que su abuela, Carmen Fernández González, conocida como Mucha de Amaro, había sido madrina cuando comenzó a investigar sobre el tema a petición del Ayuntamiento de Redondela. En muchas casas se evitaba hablar de este episodio, pero un día a la abuela Mucha se le dio por contar historias sobre los pretendientes que había tenido de joven y salió el nombre de un preso al que ella había ayudado y que llegó a proponerle matrimonio, aunque ella no aceptó. Al saberlo, muchos otros recuerdos de la infancia de José Antonio cobraron sentido, como las coplas del Upo-Mendi que escuchaba de pequeño en la casa de los abuelos y que ahora, tras conocer las historias contadas por las madrinas que ayudaban a estos hombres hacinados en el barco, cobra otro significado y trascendencia.

TERTULIA AQUÍ FALTAN PÁXINAS

As Madriñas de Redondela “A esperanza dos presos de San Simón”

Jueves 1 de agosto a las 17 h, salida del barco a las 16 h desde lo porto de Cesantes y regreso a las 20:30 h

Illa de San Simón

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