#IGUALDAD

Campaña con motivo del 25N

Diputación de Pontevedra

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

ROMPE EL SILENCIO. ESCUCHA EL CAMBIO


La violencia machista ha formado parte de la vida cotidiana de las mujeres a lo largo del tiempo, una violencia normalizada y naturalizada como tal, lo que ha provocado su invisibilidad y ocultación. Sin duda, el silencio ha sido su mejor aliado.

En 1993, la ONU ratificó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, en la que se define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pudiera tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la vida privada.”

Con este evento, se nombró una realidad que afecta directamente a la libertad y a los derechos de la mitad de la población: las mujeres.
Es un hecho contrastado que las mujeres sufren violencia por el simple hecho de serlo. Este tipo de violencia, que es el que llamamos violencia de género, presenta muchas caras —psicológica, sexual, económica, física…—, de las que el asesinato es la más visible. No es un hecho aislado, es un problema de nuestra sociedad, y, como parte de ella, tenemos que formar también parte de la solución, tenemos que formar parte activa del cambio.

Si bien es cierto que en las dos últimas décadas la visibilización del fenómeno, la concienciación en su rechazo y la especialización, con la consiguiente mejora, de la atención a las mujeres que la sufren, se ha consolidado gracias al trabajo impulsado y reivindicado desde el feminismo y llevado a cabo desde las administraciones. No obstante, los resultados no son los deseados; los avances son un hecho, pero no son suficientes.

Tal y como se recoge en la normativa vigente, es responsabilidad de estos poderes públicos habilitar todos los recursos necesarios para garantizar la atención integral, la investigación y el análisis de esta realidad. Conocer sus causas y características, analizar la respuesta actual, así como el sentir de la ciudadanía con respecto a esta problemática, son fundamentales para articular una respuesta que verdaderamente actúe contra las bases que sustentan la violencia machista.

Si queremos avanzar hacia una sociedad justa, igualitaria y libre de violencias, tenemos que hacer un diagnóstico del contexto actual que nos facilite las claves para articular la respuesta más apropiada.

Un síntoma evidente de esta necesidad es que, después de más de dos décadas implementando políticas de igualdad, la juventud no muestra un rechazo unánime frente a estos comportamientos, como cabría esperar; es más, destaca la proliferación de grupos de varones que no solo no verbalizan claramente su rechazo, sino que organizan una respuesta colectiva y contestan de forma contundente a todo lo que tenga que ver con “el feminismo”.

El escenario es el mismo, la violencia es unidireccional hacia las mujeres, pero las herramientas empleadas han cambiado. Su queremos conseguir un cambio real, debemos identificar, estudiar y visibilizar esas nuevas fórmulas. Tenemos que poner el foco en las nuevas estrategias que sirven de alianzas a los comportamientos machistas y que los naturalizan. Un ejemplo de estas alianzas es el mal uso del progreso, concretamente de las redes sociales, que perpetúan el modelo de masculinidades tóxicas a la vez que afianzan los argumentos que sustentan el espejismo de la igualdad con mensajes falsos con el fin de ofrecer argumentos contradictorios atacando las libertades de las mujeres.

Sin duda, la prevención y la sensibilización desde la educación debe ser uno de los pilares en esta carrera de fondo que tiene como meta el cambio.

Como sociedad, tenemos que dejar de lado discursos enfrentados o apropiaciones partidistas y liderar al unísono este trabajo, que tiene como objetivo el cambio.

Desde hace más de dos décadas, el 25 de noviembre se conmemora el Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Esta conmemoración debe servir a toda la sociedad para romper con el silencio cómplice y visibilizar que cualquier tipo de violencia sobre la mujer supone una vulneración atroz de los derechos humanos, no solo de las mujeres, sino también de sus hijas e hijos, víctimas directas de esta violencia.

Con el objetivo de romper este silencio y de mostrar las claves que favorezcan ese cambio necesario, la Diputación de Pontevedra, continuando con su compromiso de trabajar en favor de la igualdad de oportunidades de mujeres y hombres los 365 días del año, acaba de poner en marcha una serie de iniciativas.

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