Jacarandá (gal. xacarandá)
Jacaranda mimosifolia D. Don
Familia: Bignoniaceae
Árbol semicaducifolio
Origen: América del Sur, especialmente de Argentina, Bolivia, Brasil y Perú.
Porte y altura: aunque normalmente mide entre 12 y 15 m, puede alcanzar los 20 m de altura. La copa es amplia, globosa e irregular, y las ramas crecen erguidas y retorcidas.
Hojas: de color verde claro, son compuestas y bipinnadas.
Flores: de color intenso que va del azul al púrpura, con forma entre tubular y acampanada, pubescentes, dispuestas en panículas terminales de 15 a 30 cm. Florecen en primavera o a comienzos del verano.
Fruto: cápsula leñosa pedunculada, redondeada y comprimida, casi plana; permanece durante todo el año en el árbol.
Otros datos: su corteza es lisa en los primeros años, pero se vuelve rugosa y agrietada con el tiempo.
Utilidades y curiosidades: especie empleada en Galicia exclusivamente como árbol ornamental, muy decorativa por su espectacular floración de color azulado o púrpura, la cual tiene lugar antes o al mismo tiempo que aparecen las hojas tras el invierno. Es habitual su uso en plantaciones lineales en calles, de forma aislada o en grupo. Pierde las hojas durante un corto período de tiempo. La madera puede emplearse en ebanistería o carpintería. Hay que tener en cuenta que son propensas a sufrir ataques de pulgón y la melaza que se produce mancha las aceras en las que se plantan.
Necesidades y cultivo: árbol de crecimiento medio-rápido; prefiere suelos ácidos y profundos para el buen desarrollo de la raíz y un buen drenaje. Para poder florecer abundantemente necesitan estar expuestas al sol. Son sensibles a las heladas cuando las plantas son jóvenes. Es recomendable una poda de formación para que el árbol crezca fuerte y con buena estructura para evitar que las ramas quiebren.