Familia: Myrtaceae

Árbol perenne

Floración: de mayo a junio-julio

Especie monoica, hermafrodita

Origen: América del Sur

Porte: árbol de porte bajo, con una altura media de 2 a 4 m, que alcanza hasta 7 m en su lugar de origen

Hojas: perennes, elípticas, de entre 4 y 8 cm de largo, de margen entero o ligeramente ondulado, con disposición opuesta a lo largo de la rama. De color verde oscuro brillante en la parte superior y de tonalidad blanquecina tomentosa en el envés

Fruto: es una baya de color verde grisáceo, de forma variable dependiendo de la variedad (redondeada, ovoide u oblonga), y tiene entre 3 y 8 cm de largo. Su piel es de color verde, coriácea y puede ser lisa o rugosa. Su pulpa es blanquecina, muy aromática y de sabor dulce. Su peso varía entre los 25 y los 60 g. Se recolectan en otoño

Flor: muy vistosas; aunque normalmente son solitarias, pueden agruparse en conjuntos de 3 a 5. Son pedunculadas y poseen cuatro sépalos y cuatro pétalos carnosos blancos en el exterior y rojos o rosados en la parte interna; son comestibles, de sabor dulce. Cada flor posee entre 60 y 125 estambres con filamentos de color rojo que sobresalen entre los pétalos

Otros datos: puede reproducirse por semilla o por cualquiera de los métodos de propagación vegetativa

Utilidades: además de como árbol frutal, también se emplea como ornamental

Necesidades: es una planta que se adapta muy bien a todo tipo de climas y suelos. Resiste temperaturas frías de – 16  ºC, y también soporta la falta de agua, aunque esto afectaría a su producción, ya que para que los frutos alcancen un buen tamaño debe regarse la planta. El sistema de cultivo más aconsejado es la formación en vaso. La distancia entre filas varía entre 3 a 5 m y en la misma hilera de 2 a 4 m, y se recomienda colocar las variedades de forma alterna para conseguir una buena polinización