Familia: Cupressaceae

Árbol caduco

Origen: sureste de Estados Unidos, donde ocupan zonas boscosas en terrenos pantanosos.

Porte y altura: puede alcanzar los 40 m de altura y tiene porte cónico o piramidal. Su tronco es recto y con frecuencia está engrosado en la base, alrededor de la cual, cuando el árbol crece dentro del agua, aparecen unas estructuras denominadas “neumatóforos”, que son raíces que crecen hacia arriba en vertical y sirven para facilitar la respiración y dar estabilidad al árbol.

Hojas: caducas, de color verde claro, lanceoladas, de pequeño tamaño, dispuestas de forma dística. Coloración otoñal rojiza.

Fruto: conos de subglobosos a ovoides, pequeños (de 20 a 35 mm), de color verde que se vuelve marrón cuando madura.

Otros datos: presenta una corteza lisa, amarillenta o marrón rojiza, que se agrieta y se vuelve grisácea con la edad.

Utilidades y curiosidades: su madera es rojiza en su interior, muy resistente. Sirve para trabajos de ebanistería y para elaborar piezas que estén muy expuestas a la humedad, ya que no se degrada fácilmente. Suelen plantarse en espacios con bastante humedad, por lo que se trata de un árbol ideal para situar en zonas inundables, riberas de un río, un lago o incluso dentro de estanques. Es una de las pocas coníferas, junto con la metasecuoya, que tiene hoja caduca. Es una especie longeva.

Necesidades y cultivo: es una conífera de crecimiento medio. Requiere mucha humedad, presencia de materia orgánica y suelos ácidos. Necesita luz, pero puede crecer con una exposición parcial. No es necesario podarla.