Familia: Oleaceae

Árbol perenne

Origen: Japón y Corea.

Porte y altura: puede alcanzar los 10 m de altura; su copa es densa y redondeada, y el tronco, recto.

Hojas: simples, opuestas, de color verde oscuro brillante por el haz y amarillento por el envés, con forma entre ovada y elíptica, de margen liso, ápice apuntado y base aguda u obtusa.

Flores: pequeñas y numerosas, sésiles o con pedicelos cortos, de color blanco amarillento, dispuestas en panículas terminales.

Fruto: baya o drupa pequeña, de 6 a 7 mm, entre redondeada y elíptica, de color negro azulado. La fructificación tiene lugar a finales del verano y después los frutos permanecen mucho tiempo en el árbol.

Otros datos: es una especie longeva. Su corteza es lisa y grisácea en la juventud y más oscura y agrietada con los años. En la variedad ‘Rotundifolium’ las hojas son redondeadas y se reduce el espacio entre ellas.

Utilidades y curiosidades: se emplea como árbol ornamental aislado o en alineaciones; también puede verse con mucha frecuencia formando setos. Destaca tanto por su vistosa floración como por la belleza de sus hojas brillantes y perennes. Sus ramas finas son duras y flexibles y servían para atar. Su madera dura y elástica se emplea en tornería. Sus hojas tienen propiedades adstringentes y los frutos son tóxicos.

Necesidades y cultivo: especie de rápido crecimiento, no muy exigente con el tipo de suelo, pero se desarrolla mejor en terrenos frescos y bien drenados. Resiste la sequía, las heladas no muy severas y continuadas, y la salinidad; tolera bien la poda. Prefiere exposiciones soleadas, aunque tolera la sombra.